miércoles, 23 de mayo de 2012






¿Quién dijo que la carrera de médico era dificil? Bah, tonterías. Y si no que se lo digan al protagonista de esta ecantadora -y sobre todo optimista- película.



El truco principal de este muchacho -moreno y bien parecido- es tomarse las cosas con mucha calma. Cuando le viene algún efermo especialmente chungo, de esos que hay que operar a todo riesgo, el hombre pide un minutillo antes para echar un cigarrito, momento que aprovecha para correr a su casa, buscar en la biblioteca del anterior doctor un manual y leerse el capítulo conveniente en tiempo récord y regresar tan tranquilo operar, con la información bien fresca.



Total, como la gente de ese pueblo perdido en medio de la estepa rusa prefiere consultar a los hechiceros, los pocos enfermos que sobreviven a estas prácticas mágicas ya llegan medio muertos a consulta, con lo que si el médico los remata entra dentro de lo previsible, y los salva... bueno, entonces es que el tío es muy bueno. ¿Qué más se puede desear?

Ah, sí, y trato especial para las pacientes jóvenes que vienen a hacerse exploraciones ginecológicas...

Un poco más abajo, doctor...











Alguna vez hay cosillas desagradables, gajes del oficio, más que nada. (Por cierto, mítica la escena de la mujer que viene con un brazo podrido. "¡¿Por qué ha tardado tanto, señora?! Ahora habrá que amputar", "Sï, lo sé, es que tenía muchas tareas que hacer y no encontraba tiempo para venir". Estas matronas rusas, madre mía, están hechas de hierro.



 

El único problemilla de este chavalín es que es un poco blando, y claro, el primer día, con este afán que les entra a los méticos de salvar vidas pues le hace el boca a boca a un pobre aldeano que se muere de difteria (mientras el desgraciado babea y regurgita, la verdad es que hay que concederle mérito al médico) y claro, no solo no consigue salvarlo si no que además le tienen que vacunar de difteria por eso de que es el único doctor en kilómetros a la redonda y no sería gracioso que se les fuera al otro barrio a las primeras de cambio. Y la vacuna le hace reacción adversa. Lo que pasa que él no puede aguantarse como hemos hecho todos -bueno, la verdad es que el ibuprofeno entonces no existía- así que tenía que petarse a morfina, y desde entonces se vuelve adicto, arrastrando con él a una de sus trágicas amantes, -maticemos, la amante se arrastra ella solita: "yo te volví adicto a la morfina (fue al enfermera que le pinchó la primera vez) pues ahora me auto-castigo volviéndome adicta yo también para ver qué se siente")-.




Genial, ahora en vez de un yonki tenemos dos.



En fin, ya sabéis lo más importante que nos enseña esta peli: si antes de meterte a quirófano tu médico se va "a fumar un cigarrito" huye para morír al menos en un lugar bonito y no en una deshumanizada sala con olor a esterilizante y alcohol.


(Aquí os dejo el trailer, no existe en en español ni subtitulado, pero la palabra "morfina" en ruso se entiende perfectamente).


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