miércoles, 16 de mayo de 2012




Hoy vengo a hablaros de Los Juegos del Hambre. Hace poco vi la película, y tras comprobar que me había quedado clavada en el asiento más de dos horas (cosa inusual para mí, que qué no habré visto ya en cine), pensé que no estaría mal leerme los libros. Por entretenerme ahora que estoy de exámenes y eso.

He de decir que koneko33, personaje que de pascuas a ramos comenta en este pequeño espacio me llevaba media vida torturando psicológicamente para que me leyera aquellos tres libracos (de los que, por cierto, yo le regalé el primero) y al fin, habiéndolo hecho, tengo mucho que contar.




Ah, y por si a caso lo dudábais, esta crítica va a ser subjetiva, (esto es, voy a decir precisamente lo que me apetezca) y contiene tantos SPOILERS como un campo de alegres margaritas repleto de minas. Así que, mentes sensibles, obsesas de la objetividad o personas que pretenden leer el libro con algo de intriga, absténgase, gracias.

Allá vamos.

Mi historia con Los Juegos del Hambre empieza hace más de dos años en el Fnac. Había toneladas del primero de los libros (me encanta la manera que teien el Fnac de hacer propaganda de los bet-sellers, a veces solo les falta meterte uno en la boca cuando entras y otro cuando sales) así que cogí uno, me senté en las escaleras y leí por encima los primeros capítulos, hasta el sorteo de la cosecha. La mujer esta tan adorable, Effy Trinqnosecuantos saca una papeleta y yo pensando "va a ser la hermana" y era la hermana. Pum, cerré el libro y lo dejé en la enorme torre de ejemplares, adios.

¿Qué queréis que os diga? Me gusta que los libros me sorprendan, cuando una ha leído tanto, sobre todo los clásicos -y no quiero parecer pedante, pero os sorprendería saber lo cansino que es ver como en literatura se copia todo incansablemente durante siglos, menos mal que el arte no es el qué si no el cómo..-.




Luego empezó el fenómeno fan, la gente que decía que lo leyeras, la peli... La protagonizaban actores que me gustan, y el trailer tenía fuerza, así que fui a verla. Y, aunque no es mi peli favorita, hizo que me interesara por saber cómo demonios acababa la historia. Y, ¿sabéis qué? Bueno, pues que no solo me enganchó (los dos últimos libros leídos en una semana llena de exámenes) sino que me gustó mucho más de lo que estoy dispuesta a admitir.


Para empezar, la historia no va de un triángulo amoroso, como ciertas personas -no estoy acusando a nadie- intentaron hacerme creer. ¿El rollo romántico PeetaxKatnissxGail? Venga ya... El libro no va de eso, o al menos, a mí no me dejó esa idea. El libro va sobre la guerra.





Sí, la guerra. Puede que en el primero no se note mucho, pero en los siguientes queda claro. Guerra, violencia y nación. De eso nos habla su autora a través de los personajes de Panem -nombre que viene, recordemos, de la famosa frase latina Panem et Circenses -¿recordáis cuándo unos párrafos más arriba hablé de los clásicos?- y que es un Estados Unidos del futuro -o lo que queda de él-.

En este lugar tan interesante, resulta que vive el Capitolio, esto es, una ciudad supermegachula dónde sus habitantes se entretienen pintándose la piel de colorines o poniéndose bigotes de gate, y luego los doce Distritos, que vienen a ser como estratos donde viven los obreros que se dedican a mantener al Capitolio dedicándose a diversas tareas como la minería, la recolección, la pesca... etc. El Capitolio, de hecho, recuerda a una especie de Roma desfasada -esa deliciosa costumbre que tienen de celebrar banquetes pantagruélicos en los que los asistentes se provocan el vómito de tanto en tanto para poder degustar todos los manjares ya la tenían en tiempos de Calígula- o quizá un Hollywood como el de ahora, con sus platós y reality shows en los que pululan actores y actrices como polillas, interpretando una farsa que es la que admira el mundo entero.




Me gusta el escenario que ha elegido la autora, porque nos habla de algo muy interesante, de la fuerza de la imágen, primero, y segundo, de cómo los medios de comunicación son un instrumento con el que se puede manipular a las masas.

Claro que habrá el que diga que no, que el ser humano es un animal racional y lo suficientemente listo como para discernir, y qué demonios es eso de la manipulación. ¿Manipulación? La censura -existente, y ya se vio lo de los premios Marx al teatro, excelente ejemplo aquí en España- o los modelos que la televisión nos vende, de mujeres sin un pelo, maquillaje y delgadas hasta lo que en otros años se hubiera considerado enfermedad. Los hombres fuertes, violentos e insensibles. Los gays graciosos que siempre son decoradores. La familia de toda la vida: mamá, papá y los niños. El amigo negro es el que siempre muere en las películas americanas (¿os habéis fijado? y si no comprobad las estadísticas) y las mujeres siempre perdonan y lloran, y en el último momento no son capaces de apretar el gatillo porque son demasiado buenas.  Y no hablaré del fútbol y su equipo de héroes nacionales (¿de verdad son humanos o bajaron directamente del Olimpo?) porque sería aburrido.

Todo esto son ejemplos, y más que podría citar -también hay excepciones, naturalmente, pero no estamos hablando hoy de esto- y la realidad es, que sí, los medios de comunicación tienen poder en la democracia, de hecho, son su sustento.

Cómo iba diciendo, en este libro se habla de la manipulación de los medios. Venga, es cierto. Más entretenido que el Gran Hermano ese, sería ver Los Juegos del Hambre en directo cada noche. Puede que alguno ponga caras, pero de emitirse un programa así, estoy segura que, una vez superado el obligado horror inicial, causaría furor. ¿Por qué? Porque los romanos adoraban las luchas de gladiadores, la iglesia quemaba brujas... y todos corrían ahí para verlo en primera fila. Se llama morbo.




Porque todo se graba. Y las guerras, como demuestra esta historia, aún más. Graban los de un bando y de otro -me encantó esa parte en el tercer libro- y la verdadera lucha no es la de los cientos de civiles siendo bombardeados en un hospital, sino la que se alterna en las cámaras, que no muestran la realidad -los que hemos actuado bajo los focos los sabemos bien- sino una caricatura de la misma. Para bien o para mal.

Y luego está ella. La protagonista. He oído decir que es insensible, fría cual témpano de hielo o directamente incomprensible. Pero, honestamente, yo no creo nada de eso. Es más, desde mi humilde opinión me gustaría defenderla como un personaje realista y bien formado. No digo que sea la alegría de la huerta o la más sexy, pero a ver, pongámonos en antecendentes.

Vivo en lugar un poco deprimente y chungo llamado distrito 12 dónde la gente se gana la vida en esa procesión tan segura y cómoda que es la minería. Mi padre muere atrapado bajo tierra cuando soy una cría. Mi madre se queda en estado catatónico sin poder cuidarnos a mi hermana pequeña y a mí, y yo misma, apenas habiendo entrado en la adolescencia, tengo que sacar adelante a toda la familia. Estoy a punto de morír de hambre. Aprendo a cazar en los bosques aunque sea ilegal, y mi única alegría es mi dulce y adorable hermanita pequeña que además tiene un nombre muy simpático que es Primrose. Llega la fiesta de la cosecha y su nombre, del que encima yo me había asegurado de que solo hubiera una papeleta, sale. No me queda otra que presentarme voluntaria. Voy a Los Juegos del Hambre una vez. Voy a Los Juegos del Hambre una segunda vez. Veo morír amigos, compañeros. Destruyen por completo el lugar en el que vivo y me meten de sopetón en una guerra. Y no hablaré de como van a acabar las cosas.

¿Y en este clímax tan agrdable tengo que pensar en si el rubio o el moreno?

Vamos, honestamente. La pobre niña bastante tenía con no haberse liado a disparar flechas por ahí, por mucho menos los hay que han perdido -completamente- la cabeza.

Y aún así, ella permanece íntegra, porque al final, en todo su dolor, es capaz de ver la que, a mi modo de ver, la única verdad en una guerra. No hay vencedores, solo vencidos. La violencia engendra violencia. El dolor es solo dolor. Y la muerte se lo traga todo. No importa cómo intenten vendérnoslo, arrebatar la vida se llama asesinato.


Por eso ella no apunta al corazón del presidente Snow en lo que, para mí, es lo mejor de toda la novela. Esa escena en la que Katniss decide, y hace lo que quiere, y derriba ese símbolo, el del control, el de la mujer que ha desbancado a un dictador cruel siendo aún más cruel. Porque esa es la única manera de ganar un imperio.



Y el final. ¿Qué queréis que os diga? La frase final me parece preciosa. El epílogo lo hubiera suprimido, porque con ese último diálogo, yo ya iba servida. Sí, siempre me gustó Peeta, porque es una persona optimista y ama. Amar es un verdadero placer en sí mismo, y es liberador, yo no lo veo como una debilidad. Cuando tienes tan poco, cuando todo se tambalea (léase hambruna, pobreza, injusticia) cada uno se aferra a lo que puede. Además, todos vivimos por algo. ¿Y qué si es otra persona? Porque yo sí que vi amor en esa relación, un amor adolescente, pero honestamente, cuando alguien te salva la vida o tú se la salvas a él en algo tan crudo como Los Juegos del Hambre tiene que significar algo. Y recordemos que la famosa idea de las bayas fue de Katniss...

Claro que si luego te obligan a ponerte cursi delante de cien mil cámaras a una se le quita parte de la pasión, sobre todo porque los sentimientos no pueden forzarse.

Claro que si al otro se lo queda el Capitolio pues no va a ser precisamente para hacerle cosquillas...

Pero si al final, después de todo ese dolor y destrucción, cuando les han arrebatado todo aquello que alguna vez les importó (a Katniss su hermana y a Peeta el amor que sentía por Katniss) son capaces de levantarse e intentar hacer algo hermoso juntos... Bueno, pues entonces es un buen final.



"Peeta y yo nos volvemos a acercar poco a poco. Sigue habiendo momentos en que se agarra al respaldo de la silla y se aferra a ella hasta que acaba el flashback, y yo me despierto a veces gritando por culpa de las pesadillas con mutos y niños perdidos. Sin embargo, sus brazos están ahí para consolarme y, al cabo de un tiempo, también sus labios. La noche en que vuelvo a sentir el hambre que se apoderó de mí en la playa sé que esto habría pasado de todos modos, que lo que necesito para sobrevivir no es el fuego de Gale, alimentado con rabia y odio. De eso tengo yo de sobra. Lo que necesito es el diente de león en primavera, el brillante color amarillo que significa renacimiento y no destrucción. La promesa de que la vida puede continuar por dolorosas que sean nuestras pérdidas, que puede volver a ser buena. Y eso solo puede dármelo Peeta.

Así que, después, cuando me susurra:

-Me amas. ¿Real o no?

Yo respondo:

-Real."


¿Qué más puedo decir?




Sí, me ha llegado al alma.

2 comentarios:

koneko33 dijo...

;_______________________;

I have no words. Really... ¿cómo quieres que me quede después de esta pedazo de crítica? (que conste que el neko de mi interior no para de lanzar hurras).

Y cómo me alegra que alguien tan cercano a mí como lo eres tú, haya pensado lo mismo al leerlo, se haya emocionado en las mismas partes, le haya dejado tan buen sabor de boca el final!

Porque sí, para todo aquellos que digan que "se le fue de las manos a la autora" estoy en absoluto desacuerdo, porque no podía acabar de otra forma. Y porque es creíble, porque no queda en plan "happy family", porque quedan estigmas de todo lo que han vivido, y a pesar de todo hay lugar para la esperanza. Porque ya con la muerte de uno de los personajes que pasó sin pena ni gloria (ya sabéis seguro a quien me refiero) ya fue más que suficiente.

En fin, tampoco diré mucho más, porque creo que está ya todo dicho con tu excelente reseña. Y me encantaría que más gente de verdad le encontrase ese mismo sentido a la trilogía, y no al estúpido triángulo amoroso, porque no, no va en absoluto de eso. Y si no, ved alguna entrevista con la autora, Suzanne Collins, una mujer que se considera pacifista y que escribió una historia sobre la guerra y sus consecuencias.

Por cierto, el final que has citado prácticamente ha vuelto a emocionarme, porque cuando lo leí realmente me llegó adentro, muy adentro... y eso, con muy pocos libros me ha pasado.

Sigue así Shikaru! you are the better! ^^

Annell dijo...

La única crítica que yo pude hacerle al libro (a parte de matar a Cinna) fue que Gale se evaporara tras la muerte de Prim.

- Apunta bien.

¿¡HOLA!? ¡Pero que la has visto enloquecer, curarse, matar, casi morir, volver a enloquecer, y cuando más te necesita, VAS Y LA DEJAS TIRADA! ¿¡PORQUE TE ROBARON EL COPYRIGHT DE UNA TRAMPA ASESINA!?

Venga ya, ¿qué clase de amistad y de amor es esa? Ofendida me quedo.

O-FEN-DIDA.

Pero me alegra mucho que te hayan marcado tanto como a mí ^^